sábado, 11 de octubre de 2014

La Red de Contenedores de Madrid.

   Con la ayuda de su cabeza e incorporándose un poco levantó la tapa del contenedor donde había pasado la última noche. Apoyó las manos en el borde y a través de la ranura hizo una inspección visual de la calle donde se encontraba. Un edificio situado al final de la misma se coronaba por el doblamiento intencionado en rojo de la decimonona letra del abecedario español amarradas por la silueta azul de una gaviota. Para él, como para muchos, las gaviotas eran el equivalente a las ratas en el aire y símbolo de la decadente situación actual. El hecho le produjo cierta gracia saliendo del contenedor para dirigirse al propio edificio. Escupió y a gusto se quedó. Después respiró y tranquilamente sacó de su bolsillo un plano doblado y muy usado que representaba de manera sencilla las conexiones que se producían en la RCM, Red de Contenedores de Madrid. Se trataba de un nuevo proyecto en estudio encargado por el Ministerio de Fomento. El encargo surgió, según declaró el gobierno, por la necesidad de nuevos medios de transportes y por aquello de explorar en el reciclaje, tema muy recurrente para realizar la desviación de fondos europeos. El objetivo era la misma privatización de la red de contenedores de basura de la ciudad, ya que estos se convirtieron en hogares minimalistas en alza, debido a los bajos sueldos y la aceptación irremediable de los contratos basura por parte de la sociedad. Habíamos llegado a una situación insostenible y, por primera vez en la historia de este gobierno, decidieron reducir presupuesto destinado a armamento militar para invertirlo en mejoras de movilidad en la gran metrópolis. Esta decisión llegó con veinte años de espera al igual que los iraquíes, que a día de hoy todavía no tenían poder para el control de su país, pero que ya esperaban amablemente. La EMT desapareció cinco años atrás al igual que ocurrió con el asfalto que aún radiaba calor. Las calles fueron cubiertas por un manto metálico, interminable, móvil, multicolor, sonoro, tóxico, de aspecto muy moderno y confuso que formaban los coches que obsesionaban a sus conductores con la idea de formar parte del paisaje urbano. Esta obsesión se debió al reciente debate nacional que copaba los medios de comunicación y que separó al país en dos, una vez más, los que estaban a favor de elevar este manto a categoría de patrimonio de la humanidad declarado por lo UNESCO y los que estaban en contra. En términos vulgares y por aclararlo de otro modo, el pueblo, en contra y que lo entendía como una auténtica vergüenza y los gobernantes, como siempre encantados. El metro seguía volando con sus malos olores constantes bajo el suelo de Madrid, que según la RAE, este suelo fue culpable de la extinción del término caro del diccionario, pues el precio de la vivienda era tan desorbitado que el término ya no hacía justicia. El metro se había convertido en un medio de transporte muy privilegiado para desplazarse por la ciudad debido al incremento de población sufrido en la última década. La población se cuadriplicó elevando el misterio de por qué ganaba la derecha cuando la sociedad se definía de izquierdas. Por eso atormentado por esta idea como la mayoría de los ciudadanos, él escupió en el edificio que se presentaba de manera solemne y omnipresente. Era la piedra angular cuyo ojo interior controla todo el sistema. El ministerio había ordenado justo aquí una parada para ellos. El criterio adoptado para la creación de las líneas de la RCM era mostrar el folclore más profundo, por eso la decoración se basaría en peinetas, abanicos, claveles, castañuelas, banderillas y toros pegados con super-glue en los exteriores de los contenedores haciendo así de ellos una imagen más reconocible para el transporte del futuro. El prototipo de contenedor gris con tapa naranja sería auténticamente desfasado con esta idea que ellos calificaron como altamente revolucionaria. El día que la presidenta de la comunidad mostró parte del proyecto a los medios de comunicación dijo “siento una felicidad plena porque yo misma he diseñado el “eurofolkontenedor”. En fin, que estoy tan feliz que os voy a bailar el chotis”. Todo el país quedó atónito con el chotis que nos bailó nuestra señora la presidenta. Después de quedarse a gusto se relajó y Pedro, su compañero de trabajo, lo llamó a gritos desde unos de los contenedores que había al final de la calle. Las manos de Pedro lo cogieron del pecho metiéndolo en el contenedor. Los olores de algunos accesos a la RCM eran difíciles de solucionar, se quedaban fuertemente impregnados en la ropa de los usuarios, lo que planteaba dos soluciones: la subida de los precios de los perfumes en un futuro próximo o, en caso contrario, la aceptación del olor como adaptación del ser humano a un nuevo medio, un paso mas en la evolución de la especie. En el trayecto mientras Pedro le contaba que en el centro había una gran manifestación como la de los tiempos del NO A LA GUERRA. Él se rajó superficialmente en la parte inferior del pecho derecho con un hierro mal colocado que sobresalía de una de las paredes y se quitó su camisa para taponar la hemorragia. Tras los veinte minutos que duró el viaje hasta Callao fueron escupidos violentamente por un contenedor cercano a la plaza. La violencia que tenían algunas de las salidas estaba siendo objeto de mejora de la red. El proyecto estaba muy verde y ya había muerto bastante personal en los accidentes laborales, algo que curiosamente no producía bajas en los censos electorales. Esto podría ayudarnos a explicar parte del misterio. Él dejó la camisa toda ensangrentada en el contenedor de turno. Sus manos tenían sangre. Él y Pedro se incorporaron a la manifestación en contra de los grandes muros que se estaban levantando en las fronteras. Según el gobierno se levantaban para recuperar el macho ibérico que estaba prácticamente extinguido, y que la anexión a la UE había acelerado la desaparición del ejemplar. Había una pantalla plana que ocupaba toda la fachada del cine de Callao. Mostraba imágenes de los gobernantes excitándose con las voces de protesta de la gente y de vez en cuando daban las gracias a los ciudadanos con gran indiferencia. Él se sintió tan indignado y le dijo a Pedro que iba a actuar. Pedro se alejó de él mientras hizo hueco entre la gente. Una música galáctica se adueñó del lugar y todo el mundo pudo ver un haz de luz por el que ascendía Él con todo su cuerpo estirado y manchado de sangre. Tomó una posición relevante en el aire y desde allí mandó idiomas nuevos a toda la población.

1 comentario:

  1. Jajaja Gracias por toda tu ironía. He pasado un rato muy agradable. Te seguiré en tus futuras entradas.

    Un saludo,
    Jesús G.

    ResponderEliminar